domingo, 26 de septiembre de 2010

Las manipulaciones de “Animal” parte 2

Una vez comienzan las intervenciones de los personajes nos encontramos en primer lugar con Carmen Maté (directora del zoo de Barcelona), en este caso encontramos ya el primer error en cuanto a personajes, ya que de todos es sabido que el animalista de verdad está en contra del sufrimiento animal en cualquiera de sus variadas formas, siendo los zoológicos uno de los lugares a erradicar por los animalistas por el supuesto estrés psicológico que les provoca, de hecho a continuación dejo un enlace de Igualdad Animal en la que citan a sus activistas para realizar una protesta contra, precisamente, el zoo de Barcelona.

http://www.igualdadanimal.org/actividades/2007/05/13/acto-contra-el-zoo-barcelona-espa
Por si deshabilitaran este enlace aquí les dejo el texto literal:

Inicio: 13/05/2007 16:30
Fin: 13/05/2007 18:00
Zona horaria:Etc/GMT+1
El próximo domingo 13 de mayo, Igualdad Animal realizará su primer acto-protesta en Barcelona, para mostrar nuestro rechazo a la explotación animal en zoológicos, y denunciar la injusticia que estos centros suponen para los demás animales. Sujetaremos carteles reivindicativos y repartiremos folletos.
Nos reuniremos a las 16:00 en Arc del Triomf, bajo el mismo arco (metro L1). Esperaremos allí 10 minutos a los activistas que quieran unirse al acto, y nos marcharemos hasta la puerta del zoo. El acto comienza a las 16:30 y termina a las 18:00.
Os invitamos a participar con nosotros para ayudar a los animales, escribe a:

Como dato curioso diremos que el documental de “Animal” se estrenó por vez primera el 5 de octubre de 2007 en Ucrania para llegar a España el 12 de octubre de 2007 en el festival de Sitges, año que coincide con la protesta anteriormente reseñada (13 de mayo de 2007), resulta evidente que existe una incoherencia de raíz en el propio movimiento animalista y en el propio director Ángel Mora, que en la selección de personajes comete el primer error en su comienzo.

Por tanto, mientras Igualdad Animal protestaba contra el zoo que regenta Carmen Maté, ésta explicaba en el documental que no hay que olvidar que se trata de mamíferos con el mismo sistema nerviosos que nosotros y por tanto el animal sufre en las corridas de toros, pero no explica el supuesto sufrimiento psicológico que pueden tener todos los animales que tienen encerrados en su zoológico. De modo que todos aquellos argumentos que nos plantea Carmen Maté los analizaremos pero con la premisa de base de que en su planteamiento inicial existe una incoherencia lo suficientemente grande como para que el resto de argumentaciones que realice sean puestas en tela de juicio.

Incluso se arriesga a hablar de las emociones de los animales, es decir, podremos afirmar según las palabras de Maté, que los animales sienten y padecen, por tanto el zoológico que regenta probablemente se encontrará con numerosos casos depresivos y esquizofrénicos del mundo animal.

“Cualquier espectáculo, cualquier tratamiento… no me gustaría utilizar el término fiesta, barbarie que se realiza con estos animales para divertirse, les está provocando inevitablemente un sufrimiento y disfrutar con el sentimiento de un ser sintiente es deplorable”. Esta es la frase con la que Maté termina su primera intervención analicémosla y veamos cómo en realidad tira piedras sobre su propio tejado; comencemos haciendo lo que ya hicimos en la parte primera de este análisis, recurriremos a la R.A.E. para ver qué es un espectáculo:

espectáculo.
(Del lat. spectacŭlum).
1. m. Función o diversión pública celebrada en un teatro, en un circo o en cualquier otro edificio o lugar en que se congrega la gente para presenciarla.
2. m. Conjunto de actividades profesionales relacionadas con esta diversión. La gente, el mundo del espectáculo.
3. m. Cosa que se ofrece a la vista o a la contemplación intelectual y es capaz de atraer la atención y mover el ánimo infundiéndole deleite, asombro, dolor u otros afectos más o menos vivos o nobles.
4. m. Acción que causa escándalo o gran extrañeza. Dar un espectáculo.
Una vez visto el significado de espectáculo veremos qué es para la R.A.E. un zoológico:
~ zoológico.
1. m. Lugar en que se conservan, cuidan y a veces se crían diversas especies animales con fines didácticos o de entretenimiento.

Como vemos el zoológico es un lugar con fines didácticos o de entretenimiento, dicho sea de paso que es raro el zoológico en el que no hay diversas exhibiciones con animales al más puro estilo circense, entretenimiento al que también hace referencia la palabra espectáculo al decir que es una función o diversión pública, de modo que no tendremos problema en admitir que una diversión pública es en sí misma un entretenimiento, o lo que es lo mismo, tanto los zoológicos como otros espectáculos con animales son semejantes en sus fines y formas. Así pues podemos incluir en la frase de la directora del zoo de Barcelona a su propio zoo como algo que ella misma quiere erradicar, aunque no lo dice, si lo analizamos así lo piensa.

La siguiente persona que interviene es Kontxi Reyero, ex presidenta del Partido Antitaurino Contra el Maltrato Animal tras presentar una carta de dimisión que dejó tras de sí gran rumorología, Concepción Reyero, tal vez la mayor promotora de las protestas contra el Toro de la Vega en Tordesillas. En su intervención afirma que los festejos taurinos inciden más en el factor de crueldad por hacer de la muerte del toro una fiesta. En este sentido diré que ya escribí sobre la importancia de los ritos en la actualidad de modo que aquí les pongo el enlace en el que se explica por qué es realmente en la fiesta taurina en la que existe más humanismo que en otras actividades con animales:


No obstante, sí que es verdad que admitir que el ser humano necesita de rituales puede resultar subjetivo de modo que no ahondaré más en este tema.

Pasemos entonces al siguiente interviniente, en este caso se trata de Luis Luque presidente de Altarribia quien en los encuentros digitales de El Mundo a la pregunta de si es vegetariano respondió:

2. ¿ es usted vegetariano?
No, yo personalmente no soy vegetariano pero, bien es cierto que, en la medida en la que estoy metido cada vez más en la protección de los animales, la carne no forma parte ya de mi menú habitual

De modo que antes de empezar ya tenemos la primera incoherencia, ya que ami modo de ver no se puede defender a los animales de una manera discriminatoria, es decir, para lo que me gusta sí y para lo que me gusta no, ¿qué pensarían de alguien vegano que acude fervientemente a corridas de toros?
Aquí les dejo el link de la entrevista de la que fue sacada la pregunta a Luis Luque:


Tras la intervención introductoria de Luis Luque entra en escena el profesor de filosofía de la Universidad Autónoma de Barcelona Jorge Riechmann, este poeta y miembro del Consejo de Greenpeace España así como afiliado a Ecologistas en Acción habla de manera personal como profesor de filosofía y no en representación de Greenpeace, ya que esta organización de la que es miembro del consejo no lucha contra las corridas de toros de manera pública puesto que se declaran bienambientalistas.

En su primera intervención afirma que las corridas de toros son un lastre histórico y afirma que la gente que las sigue carece de capacidad de acercarse a los otros animales e insinúa abiertamente que también existe incapacidad e acercarse a otras personas. En resumen; Riechmann nos dice que a quien les guste las corridas de toros no es capaz de respetar a las personas. Desde luego se trata de una afirmación demasiado seria como para realizarla de una manera tan banal sin nada que la respalde, y más teniendo en cuenta el dilatado bagaje cultural de quien lo dice. Precisamente en su afirmación comete una nueva incoherencia y es que según dice Riechmann quien siente atracción por las corridas de toros tiene a su vez una posición poco reflexiva ante la vida, una reflexión que en este caso le faltó al propio Riechmann al realizar la afirmación anteriormente expuesta. Desde luego que no existe estudio alguno que avale lo que Riechmann sugiere; no existe nexo alguno entre la violencia y las corridas de toros. Precisamente, este tema nos lleva irremediablemente a recordar los numerosos estudios que se han realizado sobre videojuegos – violencia – jóvenes, estudios que en este caso sí que apuestan por una relación directa entre la violencia de los videojuegos y la violencia de los jóvenes, claro que estos estudios no pueden extrapolarse ya que en un videojuego es el propio usuario quien ejerce la violencia sobre otro supuesto ser humano, recordemos que la inmensa mayoría de juegos violentos son de violencia entre humanos, por tanto resulta delicado asumir que quien ve una corrida de toros acrecienta su instinto violento, porque si hiciéramos caso a Riechmann también podríamos afirmar que los espectadores de un combate de boxeo o de cualquier otra exhibición de lucha serán en esencia personas violentas, así como aquellas que presencien películas con alto contenido violento. Desde luego que para realizar tales afirmaciones hay que estar amparados por estudios serios que así lo demuestren, de lo contrario estará incurriendo en injurias al llamar violentos a aquellos que no lo son.

Tras Riechmann entra en escena Lucía Etxebarría, conocida escritora que comete el mismo error que Riechmann pero esta vez sin medias tintas, dice:

“Yo creo que los que están a favor del maltrato animal siempre ponen un argumento muy maniqueo que es: por qué preocuparse de los animales si hay tantos niños muriéndose de hambre. Pero en realidad el que no sabe preocuparse de un animal tampoco sabe preocuparse de un niño, eso es evidente, es decir, el que es incapaz de sentir empatía hacia un ser que sufre no la va a sentir más porque sea un niño o  porque sea un toro”

Esta afamada escritora, esperemos que en sus libros exista mayor documentación que en este caso, comete varios errores en su afirmación. En primer lugar se dirige a los taurinos como personas que están sistemáticamente a favor del maltrato animal, es decir, llama deliberadamente maltratadores a los taurinos (injuria), sabiendo a ciencia cierta que el que asiste a una corrida de toros no es violento por ello, hagamos una reflexión algo demagógica para demostrar rápidamente que Etxebarría se ha aventurado a hablar gratuitamente: de todos es sabido que por ejemplo Joaquín Sabina acude a corridas de toros así como Sánchez Dragó o incluso Antonio Gala, ¿cree Lucía Etxebarría que a esta gente y a otra mucha le gusta ver o disfruta con el maltrato de animales, la respuesta sí que es evidente: no.

Pero su segunda afirmación resulta más dañina y de una clara evidencia de falta de profesionalidad, ya que la documentación que ha adquirido para decir que “en realidad el que no sabe preocuparse de un animal tampoco sabe preocuparse de un niño” es nula, inexistente. De nuevo, como ya he adelantado, comete el mismo error que Riechmann pero esta vez Etxebarría lo afirma tajantemente: el taurino no puede sentir empatía por un niño. Creo que semejante afirmación deja en evidencia ya en sí misma a la ejecutora de la premisa. Desde luego que, por muy poco que guste la tauromaquia, cualquier persona no enajenada ni absorbida por el radicalismo podrá separar la tauromaquia de la violencia con humanos y más con niños, la afirmación de Etxebarría es tan inexacta y superficial como afirmar que “todas las antitaurinas son feas”.

Una vez analizada la desacertada intervención de Etxebarría seguiremos con Ramón Mañe, obispo de la Iglesia Eseña de Tarragona, para aquellos que no sepan qué tipo de iglesia es esta, les diré que los esenios fueron una de las principales sectas religiosas que existieron en Palestina en el siglo I, este movimiento religioso caracterizado por su vestimenta blanca afirmaba que Jesús perteneció a la secta Esenia, una secta vegetariana a la que se supone que también pertenecieron los seguidores de Jesús, claro está que con esta iglesia todo aquello del cordero sagrado caería en el olvido. Una vez presentada la iglesia a la que pertenece el siguiente personaje veamos lo que dice.

En este caso Ramón Mañe arranca diciendo que quien maltrata a un animal es como maltratar a un hermano ya que también tiene la capacidad de sentir dolo, incluso afirma que “se puede sentir cómo llora el animal, cómo sufre”, además explica que pone en el mismo plano al animal y al ser humano con el agravante de que el animal no puede defenderse. En este caso advertimos que Mañé compara literalmente al animal con el ser humano empatizando con él a un alto nivel. Cierto es que se han realizados diversos estudios sobre la capacidad de los animales para sentir. Aristóteles o Darwin ya abordaron este tema afirmando que los animales eran tan poseedores de alma como los humanos y por tanto de emociones y sentimientos, no obstante estudios más recientes no avalan la idea anterior, la Asociación Smithsoniana de Washington, una asociación con gran repercusión en cuanto aumento y difusión de conocimiento, afirmó que los animales sí podían tener emociones pero en ningún caso sentimientos por no poseer autoconciencia, recordemos que las emociones es la alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción anatómica, es decir, aquel impulso que le lleva al animal a huir, defenderse, aparearse o alimentarse, de modo que dichas emociones vendrían impresas en el ADN del animal que instintivamente y de manera no libre tomaría las decisiones anteriormente expuestas por una reacción anatómica a la que llamaremos emoción. Pero en ningún caso, según la Asociación Smithsoniana podremos afirmar que un animal puede amar, odiar, reír, llorar u otras tantos sentimientos que experimenta el ser humano. Pongamos en este caso un claro ejemplo que sucede con gran frecuencia en el reino animal entre los mamíferos: los casos de parricidio son tremendamente habituales, no es raro ver en plena sabana cómo un león decide por instinto acabar con la vida de los cachorros de una leona cercana, una vez realizada semejante atrocidad, de manera sistemática la leona entra en celo siendo cubierta por el león que mató a los cachorros de dicha leona. En este caso que es extensible a numerosas razas de animales si contempláramos que sí que existen sentimientos en los animales percibiríamos que tras una muerte tan traumática como es que maten a sus propios cachorros esta entraría en una profunda depresión y lo que menos se le pasaría por la cabeza sería procrear con el mismo león que mató a sus crías. Por ello, en este caso y en otros tantos de la vida salvaje vemos que son los instintos los que hacen actuar al animal y no sus sentimientos a pesar de que en muchas ocasiones, para el desentrenado ojo humano que apenas ya tiene contacto real con la naturaleza, pueda parecer que en un cortejo instintivo, por ejemplo de dos jirafas o de un toro con una vaca pueda haber amor. Pero tampoco seremos radicales en esta afirmación sobre los sentimientos de los animales ya que también existen otros estudios que contemplan que los animales pueden tener sentimientos, es el caso de los estudios que realizó el italiano y más tarde argentino Clemente Onelli, este naturalista apostó por los sentimientos de los animales, aunque siempre dirigido a mascotas (perros y gatos) y como él, el actual Peter Singer, filósofo utilitarista convertido en el paradigma de los animalistas, filósofo que apoya a ultranza la idea de los sentimientos animales, eso sí, es el mismo que afirma que si durante el hundimiento de un barco hay un perro y un niño enfermo, él salvará antes al perro que al niño enfermo.

De este modo, por todo lo expuesto anteriormente no existen estudios aclaradores sobre los sentimientos animales, pero sí una línea clara; los animales se encuentran sujetos a instintos que les provocan emociones, y si existiera una posibilidad de que los animales tuvieran sentimientos afectivos éstos serían, tal vez, los más cercanos al ser humano como los perros y los gatos. En este sentido debemos advertir que gran culpa de este lío sentimental reside en la educación audiovisual a la que se está acostumbrado en las grandes urbes siempre tan alejadas del mundo animal; la llamada “ideología Disney” ha provocado en cierto modo que los niños y posteriores adultos más afines al asfalto y centros comerciales que a la naturaleza salvaje piensen que Yogui o Mikey son seres que representan fielmente la realidad animal.

Por tanto la hermandad existente entre humanos y animales que dice mantener el obispo eseño Ramón Mañe, por el momento es sólo una visión subjetiva de su propia relación con los animales pero en ningún caso extrapolable al sentir general.

Montse Escartín, fundadora de AIUDA, es la siguiente interviniente que un toro al tener neuronas y un sistema nervioso semejante al nuestro el sentimiento de dolor también debe ser parecido, y que por tanto no se puede hacer sufrir a un animal simplemente por diversión. En este caso habría que recurrir a los estudios de Juan Carlos Illera, veterinario de profesión, publicó su tesis doctoral sobre el dolor del toro de lidia en 2007 afirmando que gracias al sistema hormonal tan diferente al de otros mamíferos, el toro no siente el dolor que cabría esperar durante la lidia siendo así el momento del transporte el que genera más estrés al animal. Esta tesis que todavía no ha sido rebatida se encuentra publicada, de modo que es de fácil acceso para aquellos escépticos que quieran asegurarse de lo que dice Illera. Por lo tanto, si nos agarramos a esta tesis doctoral las afirmaciones de Montse Escartín volverían a ser del todo subjetivas y no la verdad imperante. Por ello, el director Ángel Mora, al no advertir que los diversos personajes hablan en nombre propio y no según las demostraciones científicas y estudios podremos decir que hasta el momento no existe objetividad alguna en el largometraje que continúa tan sesgado y manipulado como en su inicio.

Aitor Legardon, actor, nos vuelve a transmitir que el ser humano y el animal se encuentran en un mismo nivel, afirmación ya analizada anteriormente, pero esta vez incluso se ofrecen ejemplos que equiparan, según Legardon, el maltrato animal y el maltrato de hombres a mujeres o viceversa, creo que ante semejante comparación será mejor no realizar comentarios al respecto por lo seria que es la violencia de género. Pero su intervención no termina ahí sino que acaba calificando a todos los taurinos de oligofrénicos, eufemismo para llamar tonto, idiota o imbécil; un calificativo que denota muy poco respeto, respeto que luego es pedido por los grupos animalistas.

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